¿Por qué gratis?

Estamos de acuerdo con la Copenhagen Alliance en que la iglesia global necesita recursos bíblicos gratuitos sin el lastre del copyright de «todos los derechos reservados». La Palabra de Dios y los idiomas en la que fue escrita nos fueron dadas, así que, ¡es nuestro turno de dárselas a los demás!

Creemos que, igual que nadie debería pagar por oír o leer el evangelio en su propia lengua, nadie debería tener que pagar por leer el evangelio en su lengua original. Jesús dijo, «Gratis lo recibísteis; dadlo gratis» (Mateo 10:8). Pablo no cobraba dinero a la gente por tener acceso o copiar sus cartas, ni se sentía cómodo ganándose la vida como «vendedor ambulante de la palabra de Dios» (2a de Corintios, 2:17), ni se le percibía como alguien que pensaba que «la piedad es el medio para obtener beneficios económicos». (1a de Timoteo 6:5)

Pablo escribió en 2 Corintios 11:7, “¿Acaso cometí un pecado al humillarme a mí mismo y al predicarles el evangelio de Dios gratuitamente, para que ustedes fueran enaltecidos? He despojado a otras iglesias, al recibir un salario para servirles a ustedes.  Y cuando estaba entre ustedes y tuve necesidad, no fui una carga para nadie, pues lo que me faltaba lo suplieron los hermanos que vinieron de Macedonia. Procuré entonces no ser una carga para ustedes, y seguiré haciéndolo así”.

Si bien Pablo reconoció la libertad en el Mesías de ganar un salario digno como obrero del evangelio, personalmente renunció a ese derecho: “Si nosotros sembramos entre ustedes lo espiritual, ¿será mucho pedir que cosechemos de ustedes lo material? Si otros participan de este derecho sobre ustedes, ¡con mayor razón nosotros! Sin embargo, no usamos este derecho. Sino que lo toleramos todo, a fin de no presentar ningún obstáculo al evangelio del Mesías”. (1 Cor. 911-12)